Desde la primera vez que lo vi supuse que seriamos amigos, era demasiado amable, simpático, a todos les caía bien, tenia la capacidad de hacerte sentir que eran conocidos desde hace años. Las agujas del reloj se movían lentamente, entre sus chistes y comentarios, yo recordaba que el día me era corto y las horas tiranas, me zambullía nuevamente entre mis libros, sin duda era la persona ideal para salir alguna noche a divertirse, pero no era una buena opción como compañero de estudio.
La biblioteca cerraba a las 22 en punto, y no había otro lugar neutro para reunirse, sin duda fracasaríamos en ese parcial, quizás por confiados pensando que era fácil, o por vagos, o por irresponsables o por desmotivados, o por ... porque no estudiamos.
Caminábamos atravesando la plaza, los libros pesados hacia que arrastráramos los pies mas que de costumbre, era evidente que la promesa de continuar en casa era solo eso. Seguramente llegaría y me acostaría a perder mi tiempo viendo basura televisiva, o comer comida que me engordara, o hundirme en el mundo cibernetico. Por su lado el seguramente haría lo mismo, o saldría por ahí con alguna chica de turno, o con sus amigos, o solo perdería su tiempo igual que yo.
Siempre odie la luz artificial, era una molestia para mis ojos. Así que mi cuarto eran como las penumbras, solo era el reflejo de la tele o de la computadora,y mis ojos saltones que se asomaban detrás del vidrio de mis lentes. También odiaba esos lentes, eran enormes, y pesados, siempre me dejaban unas marquitas al costado de mi nariz, ¡¡pero que rayos!! pensaba, nunca tendré novia, entre estos lentes y mi condición de joven en la casa de sus padres, sin trabajo, sin motivaciones, sin propósitos, con tres materias colgadas y una tesis sin empezar, pero no estaba ni inspirado por lo poco que faltaba para obtener ese titulo, realmente algo faltaba en mi vida.
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